El objetivo revolucionario era fortalecer la identidad del mexicano y para ello, la comida fue fundamental
El próximo 20 de noviembre se celebra el aniversario de La Revolución Mexicana, un acontecimiento histórico que dentro de sus aspectos ideológicos y de justicia social, es relevante tomar en cuenta de que fueron acompañados por la gastronomía.
Actualmente la gastronomía mexicana representa una de las más variadas y sabrosas del mundo, y gracias a su fusión del pasado que se fortalece con el presente La Revolución Mexicana, definitivamente cambió el rostro del país, siendo uno de los acontecimientos históricos más relevantes de la historia de México.
Orígenes del movimiento
Cien años después de que se obtuviera la Independencia de España, la mayoría del pueblo seguía en extrema pobreza y sus condiciones de vida eran sumamente adversas. Además de ello, el ambiente rígido y represivo de Porfirio Díaz, que si bien es cierto durante administración trajo en gran medida avances tecnológicos y progresos de la modernidad a México, lamentablemente sólo beneficiaban a una minoría de personas acomodadas; situaciones ante las cuales el pueblo decidió levantarse en armas contra el gobierno del “Porfiriato”.
Foto: Colección Gustavo Casasola.
Las figuras destacadas
Con el llamado de Don Francisco I. Madero, el pueblo mexicano se lanzó a la lucha armada el 20 de noviembre de 1910. Sus principales actores fueron campesinos que reclamaban su derecho a la propiedad de las tierras, obreros hambrientos de justicia social y personas de la clase media que perdían libertad política, todos ellos eran dirigidos principalmente por caudillos regionales sobresalientes por su carisma e idealismos.
Entre quienes figuraban: Emiliano Zapata, que operó en la zona sur del país, Pascual Orozco y Francisco Villa. Fue así como inició el movimiento armado, con carácter esencialmente popular y social, convirtiéndose en la primera gran revolución del siglo XX.
Foto: Colección Gustavo Casasola.
La gastronomía en la vida cotidiana de la época
Pero los cambios sociales también repercuten en todos los ámbitos de la vida cotidiana y frecuentemente en el arte gastronómico, en este caso la Revolución Mexicana no sólo marcó un cambio político, económico y social sino que selló una tendencia en el aspecto culinario y alimenticio para los mexicanos. Pues durante la guerra civil de diez años, en busca de una organización social más justa, hubo muchos grupos e ideologías en conflicto que finalmente dieron inicio de un periodo en la vida cultural de México en el que se ensalzaron las tradiciones del país y se comenzó a desarrollar un movimiento nacionalista; que ostentaba con orgullo la herencia cultural de la Patria. De este movimiento habrían de surgir los muralistas mexicanos y se comenzarían a rescatar las costumbres indígenas. Asimismo, se dejó de lado la influencia francesa que durante el Porfiriato había dominado el panorama gastronómico, dando realce a la cocina mexicana.
Las Adelitas fieles y heroicas mujeres
El movimiento continuo de las tropas revolucionarias, los escases de alimentos y la falta de ingredientes para las recetas generaron grandes cambios en las costumbres alimentarias de la población. En este proceso también, uno de los elementos más importantes fueron las “Adelitas”, fieles y heroicas mujeres que acompañaban a la tropa en todo momento, por lo que al igual que ellos se enfrentaban al enemigo, preparaban el alimento para todos los soldados y trataban a los enfermos.
Foto: Colección Gustavo Casasola.
Hay quienes sostienen que Altagracia Martínez, una mujer perteneciente a la clase alta en la Ciudad de México, simpatizante de la Revolución que se une a la misma, fue la primera figura femenina bautizada con el nombre de “Adelita” por el General “Pancho Villa” y General Rodolfo Fierro. Pero, tras su asesinato, por parte de Pascual Orozco, el término se uso para referirse a toda mujer que participó en la Revolución Mexicana de 1910.
Foto: Colección Gustavo Casasola.
Se cuenta que estas legendarias mujeres llevaban en ellas una colección de especias y utensilios básicos para la labor culinaria; ollas, comales y hasta metates eran parte de la carga, cuyo hogar era hoy un campamento militar, mañana la cueva en alguna montaña y, después, algún rincón en un pueblo. De sus cocinas improvisadas en cualquier territorio tomado por sus tropas, salían los platillos que habrían de mantener a los solados de pie para la lucha. Además de su don y responsabilidad culinaria, eran despachadoras de trenes, correos, espías, abastecedoras de armas, telegrafistas y propagandistas de las ideas revolucionarias.
Un dato curioso dejado de lado por la historia oficial es que, en 1911, en medio del polvo, los ferrocarriles y las balas, poco más de mil mujeres, lideradas por la organización de Amigas del Pueblo, que apoyaban a Madero, firmaron un documento dirigido al presidente interino Francisco León de la Barra para pedir derecho al voto.
Platillos tradicionales
En cuanto a la comida, los platillos tradicionales como los tamales y las salsas de distintos chiles fueron parte importante de la alimentación, pero también se inventaron nuevos platos, como la célebre Discada, tan típica del norte (Chihuahua, Coahuila, Durando y Nuevo León) que consiste en una combinación de carne de res picada, tocino, jamón, chorizo, se le agrega cebolla picada, chile jalapeño y tomate, que en aquellos años debió ser una combinación muy azarosa, guisadas en un disco de arado y servida con ricas tortillas de maíz.
Cabe mencionar que en la victoria de los revolucionarios estuvo siempre marcada por los tradicionales platillos mexicanos: los moles, la barbacoa, los tacos, las tortillas, las salsas, los frijoles, el chile, el pulque, todos ellos con el toque frecuente de la improvisación y la escasez. A pesar de ello, las delicias de la cocina de México no dejaron de consumirse en ningún momento y podríamos decir que la Revolución contribuyó seguramente a retomar esta parte de la riqueza cultural del país, basada siempre en el maíz y el chile.
La alimentación en aquellos tiempos también se basada en el rango jerárquico social y la región cultural pues no se comía igual en el norte que en el sur, y no comía lo mismo un General que un campesino, además la comodidad no siempre estaba de su lado ya que había momentos en que tenían que comer de pie y en marcha.
Foto: Película Como Agua para Chocolate
La gastronomía en el cine histórico
Posteriormente el tema de la gastronomía apareció recurrentemente en el cine tras las décadas de 1940 y 1950, acompañado de otros estereotipos mexicanos. Años más tarde, en 1980, el campo de la literatura también se vio involucrado en la cocina popular en el país, ejemplo de ello es Laura Esquivel que público la novela “Como Agua para Chocolate” (posteriormente base para la película homónima, filmada en el año de 1992).
Actualmente muchos expertos en gastronomía mundial y numerosos restauranteros internacionales coinciden en que la gastronomía mexicana representa una de las más variadas y sabrosas del mundo y ello se debe gracias a las raíces indígenas, al mestizaje gastronómico originado con la conquista española, a la influencia cultural de otros países y especialmente a la Revolución Mexicana que trajo consigo el conocimiento de los platillos a toda la República; permitiendo la difusión de los guisados a todo el territorio mexicano, todo ello hace hoy en día un panorama mágico de sabores, olores y colores a través de su larga y variada gama de productos y platillos, formando ahora la gastronomía mexicana en una fusión del pasado que se fortalece con el presente.
Los Mayas fueron grandes astrónomos, creadores de sorprendentes calendarios astrológicos, amantes del cacao y habitantes de bellos centros ceremoniales como Chichén Itzá. Adicionalmente a estos conocimientos fueron grandes cocineros y productores de alimentos que siguen existiendo hoy en día.
Foto: Libro Polo Vuh
Para entender la gastronomía maya es importante conocer el Popol Vuh, un libro con grandes cualidades literarias, comparables con laOdisea o el Ramayana hindú. Ya que en este libro se explica la relación del hombre y la naturaleza en la que creían los mayas. Por ello tenían el conocimiento de que el hombre fue creado de maíz, cultivo noble y bueno.
Los hombres del maíz
El desarrollo de la cultura gastronómica de los Mayas es singular para la época en el continente americano. Estos eran cazadores, recolectores y agricultores: de hecho, eran conocidos como los hombres del maíz ya que, según una leyenda maya, los dioses se sirvieron del maíz para modelar el cuerpo del primer hombre.
Puede que no nos demos cuenta, pero muchas de nuestras comidas favoritas, como el guacamole, los tamales y el chocolate, fueron descubiertas, desarrolladas y refinadas hace siglos, en el mundo maya.
Aquí están algunas de las más representativas:
Chocolate
Foto: Chocolate Maya iStockPhoto
El cacao es endémico en la tierra de los mayas, que fueron los primeros en tomar las semillas de la fruta, tostarlas y hacer chocolate caliente. Los antiguos mayas no hacían barras dulces ni agregaban azúcar o leche al cacao. En vez de eso, tomaban el chocolate como un elixir ceremonial y un sabroso mejorador del ánimo. Para los mayas, el cacao era un regalo sagrado de los dioses, y los granos se utilizaban como moneda. Ek Chuah, el dios maya de los mercaderes y el comercio, también era el patrono del cultivo de cacao. Cuando los españoles invadieron las tierras mayas en el siglo XVI, adoptaron la bebida y le agregaron azúcar y leche para hacerla dulce y cremosa. Para aprender más sobre el cacao y probar chocolate, visite el Ecomuseo del Cacao, en la región Puuc de Yucatán.
Aguacates y guacamole
El aguacate, originario del sur de México y Guatemala, es apreciado por su sabor y su textura cremosa, y era un cultivo venerado por los antiguos mayas. Aún en la actualidad, a las personas de Antigua Guatemala se les llama panzas verdes, debido a la dependencia a los aguacates que tienen en épocas de dificultades. El aguacate, combinado con chile, ajo, cilantro, cebolla y lima o limón, se convierte en guacamole, un suntuoso aperitivo. No espere encontrar solo aguacate Hass, en el mundo maya hay muchas otras variedades, la mayoría de las cuales lo superan en tamaño. En 1917, Wilson Popenoe, un explorador de la Asociación del Aguacate de California, informó por qué los aguacates guatemaltecos son los mejores: “La pulpa es de un color amarillo más profundo y más suave, y su textura es más mantecosa y su sabor más rico que cualquier otra variedad conocida hasta hoy en Estados Unidos”.
Poc Chuc
Foto: Platillo Poc Chuc / Food and Travel
Este plato típico yucateco data de los tiempos en que no existía la refrigeración, cuando la carne se salaba para conservarla. El cerdo cocido lentamente se combina con jugo de naranja agria y vinagre, para atenuar la salazón de la carne. El jugo de naranja devuelve la frescura al cerdo curado y le da un sabor ácido. La naranja agria es una variedad de naranja, pero su jugo no es amargo. El plato va cubierto con cebollas salteadas con cilantro y un poquito de azúcar. Julio Bermejo, del restaurante mexicano Tommy’s en San Francisco, que sirve especialidades yucatecas, dice que su restaurante favorito en Yucatán es el Restaurante El Príncipe Tutul-Xiu, en Maní: “¡Hacen el mejor poc chuc del mundo!”
Tortillas de maíz
Foto: Aldo Pavan, Grand Tour/Corbis
Las tortillas caseras proporcionan una satisfacción elemental. En los mercados al aire libre, se escucha un aplauso rítmico cuando las mujeres les dan forma, luego las cocinan en un comal, una gran sartén de hierro o arcilla con fuego de leña que parece un tambor de acero caribeño. Estas tortillas tienen solo de ocho a diez centímetros de diámetro, pero son más gruesas que lo acostumbrado para los norteamericanos. El mito de la creación de los mayas dice que las personas estaban hechas de “masa” (masa de maíz), y esta sigue siendo el elemento esencial de la dieta de los mayas autóctonos. Recién salidas del comal, las tortillas son asombrosamente satisfactorias, el acompañamiento ideal para los frijoles negros guatemaltecos o la base perfecta para una capa de guacamole.
Desayuno tradicional
Las comidas sencillas a menudo son las mejores. El desayuno típico maya incluye huevos revueltos, acompañados con frijoles negros, plátano frito (similar a la banana, pero más grande y de un sabor más complejo), un poco de queso blanco y una taza de café fuerte hecho con granos locales. Y todo esto acompañado con una canasta de tortillas calientes de maíz amarillo cubierta con una tela.
Dos refrescos: Jamaica y horchata
En las cantinas de todo el mundo maya, verá enormes vasos de vidrio con aguas frescas. La bebida de un color rojo brillante es agua de jamaica, conocida simplemente como jamaica, hecha con los cálices de las flores de hibisco, agua y azúcar. Tiene un alto contenido de vitamina C y es el modo ideal de combatir el sofocante calor del verano. Otro refresco popular en la península de Yucatán es la horchata, una mezcla de leche de arroz, almendras molidas, canela y azúcar. Algunas variedades tienen chufa, vainilla o cebada. El resultado es similar a una malteada, pero no es tan densa ni espesa. La horchata es ideal para acompañar platos picantes.
Tamales tradicionales DZOTOBICHAY
Foto: Tamales tradicionales Maya / Food and Travel
Ninguna exploración culinaria de la vida maya estaría completa sin los tamales. Hechos con masa de harina de trigo y rellenos con pollo, cerdo, vegetales o queso, los tamales se envuelven en hojas de maíz (o una hoja de banana o plátano) y se cocinan al vapor. Luego, se los abre y se los cubre con salsa. Algunos tamales se hacen con frutas u otros rellenos dulces. En gran parte del mundo maya, las mujeres indígenas caminan de puerta en puerta vendiendo cestas de deliciosos tamales. Disfrutados mucho antes de la invasión española, los tamales son un elemento básico de las celebraciones y festividades de las fiestas mayas. Incluso aparecen en los antiguos glifos mayas y en artefactos encontrados en excavaciones.
Salsa “Nariz de perro”
Foto: Salsa Xni-Pec
Esta ardiente salsa, hecha con chile habanero, no es para paladares delicados. Es muy picante y debería venir con una advertencia: “Podría hacerlo llorar”. Recibe su nombre porque el picante intenso puede hacerte gotear la nariz. En gran parte de la península de Yucatán, esta salsa, también conocida como “xni-pec”, no solo incluye los ingredientes tradicionales (tomate, cebolla, cilantro y lima), sino también jugo de naranja, pomelo o toronja.
Cochinita Pibil
Otra comida maya impresionante cuya receta ha permanecido casi intacta hasta la actualidad es la cochinita pibil o cerdo pibil. En maya, Pibil significa enterrado y así es exactamente como se prepara este plato. La carne, más a menudo de cerdo, aunque se puede hacer pibil de cualquier cosa, se adoba con el jugo de una naranja y un achiote. Ese color naranja distintivo proviene del achiote. Después de que el cerdo se haya marinado, se envuelve en hojas de plátano y se coloca en un hueco en el suelo con carbón en el fondo. El carbón esencialmente ahuma y cocina la carne, ya que todo está cubierto de tierra durante unas horas mientras se cocina.
El conocer y saborear la gastronomía maya es un deleite único que los mexicanos atesoramos con profundo respeto, y que sin duda es una de las más importantes de nuestro país, ya que a través de ella, la gastronomía mexicana es considerada como una de las mejores del mundo.
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El cuchillo fue el primero de los elementos que se incorporó en la cubertería moderna en la Edad Media.
La leyenda atribuye la aparición del cuchillo de mesa como tal al cardenal Richelieu en el año 1630, quien mandó eliminar las puntas de los cuchillos de su casa ya que los comensales lo utilizaban igual para la guerra que como mondadientes. Reyes como Carlos III de España prohibían el uso del cuchillo en la vía pública, con lo que la diferencia entre arma y útil de cocina quedaba resuelta.
En el siglo XIX, “siglo de oro” del cuchillo, aparecieron la mayoría de cuchillos y navajas que se conocen en la actualidad y numerosas ciudades se especializaron en la construcción de cuchillo como Solingen en Alemania o Albacete en España. A partir de este siglo y sobre todo en el siglo XX, la aparición de nuevos materiales y procesos de fabricación se incorporaron en la fabricación de cuchillos.
La cuchara tiene orígenes poco precisos, quizás las primeras cucharas fueron conchas de moluscos utilizadas por el hombre primitivo quien ya en el paleolítico fabricaba cucharas de madera o hueso. Miles de años más tarde, en Mesopotamia y Egipto las cucharas eran creadas con mangos tallados. Muchas de esas cucharas tenían una función para diversas actividades médicas o ceremoniales.
El término cuchara proviene de la antigua Roma, donde existía un utensilio denominado cochlea. Su mango delgado permitía pinchar trozos de comida, haciendo también de tenedor.
Practicamente hasta el siglo XIX la cuchara, junto con el cuchillo, era el único instrumento utilizado en las comidas y su fabricación era casi exclusivamente de madera para las clases menos pudientes. A partir de este siglo, la fabricación industrial desarrollo piezas de diferentes materiales. Desde el siglo XIV adquirieron la forma actual, ya que antes eran bastante planas.
La historia del tenedor es, sin embargo, relativamente reciente. Anteriormente la gente comía con las manos. Incluso existían tratados de buenas maneras en la mesa en las que se instaba a usar tres dedos para tocar la comida, dejando el meñique y el anular sin utilizar.
El tenedor llegó a principios del siglo XI a Venecia desde Constantinopla de la mano de Teodora, hija del emperador de Bizancio. Pero su uso se consideró escandaloso y un “instrumento diabólico” que ofendía a Dios. Detrás de ello se encontraba la inhabilidad de los comensales para comer tallarines con semejante instrumento, teniendo en cuenta además que los tenedores de la época eran planos y con dos puntas, por tanto mucho más difíciles de manejar. De esta forma, el tenedor desapareció de Europa por más de 300 años hasta que Catalina de Médici, en su boda con Enrigue II de Francia, lo puso de moda en la corte francesa en 1533.
La forma del tenedor ha estado sujeta a varios cambios. De ser un solo pincho, paso a tener dos puntas. En el siglo XVII se generalizó la tercera punta. En Italia se añadió la cuarta punta para adaptarla a la comida de spaguetti. Finalmente, a comienzos del siglo XVIII, el tenedor que conocemos actualmente, fue desarrollado en Alemania.
El uso del tenedor se generaliza en el siglo XVIII y sobre todo en el XIX gracias a la producción en masa y la invención de la galvanoplastia, que pusieron los tenedores de metal al alcance de las nuevas clases medias que deseaban imitar a la nobleza.
La cubertería ha seguido un camino paralelo a otras facetas de la producción humana, pasando de ser objetos sencillos y modestos a estar decorados con el gusto de cada época.
Hoy en día se pueden encontrar de múltiples materiales y estilos, pero siempre será el mismo uso. Llevar a nuestra boca los delicias culinarias.
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El origen de la Rosca de Reyes es fundamentalmente religioso.
Esta tradición tan arraigada en México, se fundamenta en la búsqueda de los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar, para rendir tributo al Rey de los Judíos.
Los 3 Reyes viajaron desde el Oriente hasta Jerusalén guiados por una estrella, preguntando al Rey Herodes si ya había nacido el nuevo Rey de Judea.
El celoso Herodes, al enterarse del advenimiento del nuevo Rey, incitó a los Reyes Magos a continuar la búsqueda y pidiéndoles que en cuanto lo encontraran se lo hicieran saber para que él también fuera a adorarlo.
Temeroso de que el Mesías le arrebatara el poder, Herodes mandó asesinar a todos los bebés que tuvieran hasta dos años de edad fecha significativa conocida como el día de los inocentes . Pero esa es otra historia. El día en que finalmente los Reyes Magos conocen al niño se le conoce como la Epifanía, encuentro que justamente simboliza la Rosca de Reyes.
Los símbolos en este pan
Para comenzar, la forma circular de la Rosca de Reyes representa para los cristianos el círculo infinito del amor a Dios, ya que no tiene ni principio ni fin. Las frutas secas y cristalizadas que adornan el delicioso pan simbolizan las coronas de los Reyes, mientras el muñequito escondido en la rosca refleja los tiempos en los que la Sagrada Familia tuvo que huir a Egipto y ocultar al Mesías para protegerlo del cruel Herodes. Cuando comemos el pan, estamos haciendo la comunión con Dios.
El origen de esta tradición
La tradición de la partida de la Rosca de Reyes data del siglo XIV en Francia. La manera de compartirla era un ritual: la primera rebanada era para aquél que fuera pobre o que llegara sin avisar al hogar. La siguiente era para los ausentes, es decir, los hombres que estaban en la armada del Rey y eran enviados a la guerra. Finalmente se compartía entre el resto de los presentes. Esta tradición se expandió a otros países de Europa y América.
En la actualidad, en Francia, una persona, por lo general un niño, se esconde bajo la mesa o se le vendan los ojos y al cortar un pedazo de rosca se le pregunta: “¿Para quién es?”, entonces, el elegido menciona un nombre. Si se tiene suerte, puede encontrarse dentro del pan un haba o una moneda, lo que significa que esa persona será el Rey o la Reina del día.
La tradición en México
En México la manera de partir la rosca es diferente, pues en el pan se esconden muñequitos de plástico que simboliza al niño Dios y cada quién escoge al azar qué pedazo de rosca quiere, decidiendo así su suerte. A quienes les salen los muñequitos, automáticamente se convierten en madrinas o padrinos del niño y deben llevarlo a bendecir a la iglesia y festejar el acontecimiento con tamales y atole el 2 de febrero, Día de la Candelaria.
Los padrinos deben esmerarse y vestir al niño Jesús con las mejores ropas. No hay un atuendo en particular, aunque los trajes favoritos son los de San Francisco de Asís, el Santo Niño de Atocha, el Niño de las Palomas o el Niño de las Azucenas, por mencionar algunos.
El 2 de Febrero es una fecha muy significativa, ya que marca el fin de la cuarentena de la Virgen María (día de la purificación) y la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén. También coincide con el día de la Virgen de la Candelaria, en el cual se bendicen las velas o candelas (de ahí el nombre de Candelaria). Más hermoso que esta bella tradición, es hacer que prevalezca recordándonos que Dios vino a este mundo para acabar con las tinieblas y darnos su luz.