Contáctanos

Historia

Historia de nuestra relación con la comida

Publicado

en

¿Como ha influido la comida en las culturas y el desarrollo humano a lo largo de nuestra historia?

Recién llegado a la tierra, el hombre buscaba en la alimentación la sola supervivencia sin importar sabores, texturas ni temperaturas. La carne de grandes bestias como el mamut, era consumida en estado casi natural e incluso la dentadura de nuestros antepasados era anatómicamente distinta para poder masticarla.

Cultura Egipcia

Cultura Egipcia

Los antiguos egipcios dejaron plasmados sus testimonios alimenticios, recetas culinarias y de medicamentos en los muros de templos y tumbas, y en las ofrendas de sus muertos. Pero ya contaban con tecnología e importación de productos, que les permitía ampliar su oferta. Comían pan, cerveza, pescado, carne de oveja, cerdo y aves, y las vacas estaban reservadas para ocasiones especiales. Todo iba acompañado de ajo, cebolla, legumbres, habas, chícharos y lentejas, e incluso verduras y frutas como col, pepino, rábanos, dátiles, uvas, granada, sandía, melón y una especie de higos. Una de sus grandes aportaciones fue la creación de postres y pasteles a base de pasas y miel de abeja. El vino estaba reservado para la opulencia. Los egipcios antiguos descubrieron la fermentación del pan después de un accidentado olvido de masa en las cocinas, y el resultado exquisito que obtuvieron cuando hornearon el esponjado bollo.

Cultura Griega

La comida en la antigua Grecia era frugal, pero fueron los primeros en establecer tres tiempos, el desayuno, el almuerzo y la cena. Los griegos comían sentados en recipientes de terracota o metal. Se comía con los dedos y con la ayuda de un cuchillo para cortar los sólidos y una herramienta cóncava similar a la cuchara para los caldos. Los cereales eran la base de su alimentación, principalmente el trigo y la cebada y producían harinas para fabricar pan, que aderezaban con queso o miel. También se conocía la levadura, los moldes y el horno precalentado. Contaban con aceitunas, ajo, cebollas, legumbres, carne, pescado, fruta y golosinas. También galletas llamadas “hemiarton” en forma de luna en honor a la diosa Atenea, o “kribanés” con formas de senos para agradar a Afrodita. Sus platillos tenían vínculos religiosos y se realizaban en honor de los dioses.

Fueron pioneros en la fabricación de aceite de oliva, vinagre, aceitunas y uso de hierbas, y contaban ya con higos, granadas, nueces y avellanas, castañas, garbanzos, mantequilla, huevos de gallina, faisán, codornices y leche cuajada. Destacaba el Kykeon, una bebida de cebada con hierbas citada en la Ilíada y en la Odisea. Los griegos no ignoraban el placer de comer y disfrutaban de banquetes y festines. Contaban con cocineros pero les desagradaba el exceso de lujo y la pesquisa culinaria. A sus ojos, los persas eran una sociedad decadente por su exigente paladar y costumbres refinadas. Iccos, siglo V A.C, es considerado el primer atleta en ser sometido a un régimen alimenticio del cual dijo ser “comida de locos”. Creían que si consumían carne de cabra, brincarían alto como una cabra, la de buey les haría fuertes como el buey. La práctica de la cocina era aún relegada a la mujer.

Cultura Romana

Cultura Romana

Los romanos por el contrario, marcarían una nueva era en la gastronomía, cambio que tardaría más de mil años en suceder. Sus hábitos se vieron influenciados por la cultura griega en un principio, y después, al convertirse un imperio, por todas las otras civilizaciones que conquistaron. Su desayuno incluía farro con sal, huevos, queso, miel, leche y fruta. El pan era humedecido con vino y acompañado de aceitunas, galletas y uvas. En el almuerzo comían las sobras de la cena anterior, que normalmente consistía de panes, grasa, aceite de oliva, verduras, carne, pescado y mariscos. Al instaurarse la república, la comida se servía en tres tiempos, la entrada, el plato fuerte y el postre.

Al igual que los persas, los romanos establecieron un cuarto especial para consumir los alimentos, llamado triclínium, y una mesa y sillón donde cabían no más de 9 personas. En ella se reclinaban sobre su codo izquierdo y orientados hacia el centro de la mesa. Lavaban sus pies y manos antes de la cena; los alimentos se tomaban con las puntas de los dedos y dos tipos de cucharas, una grande, lígula, y una pequeña, cochlear, el equivalente del tenedor moderno. Usaban servilletas para limpiar dedos y boca y tiraban las sobras de huesos y conchas al suelo, donde los esclavos pudieran barrer.

La decoración de los platos podía llegar a ser más importante que los ingredientes, y las almejas y ostras eran consideradas parte del postre. Fueron también productores de vino y vinagres, y una mezcla de miel y vino llamada mulsum, aunque la cerveza era considerada vulgar. Los invitados a una cena usaban coronas perfumadas hechas de flores, que representaba la posición social.

Es importante notar que estas tres civilizaciones comparten elementos muy especiales a la hora de comer, como las mesas, el aceite de oliva y en especial el trigo. A partir de ellas se derivan las bases de la cocina internacional que es usada en todo el mundo. Pero muy lejos de ahí, en tierras remotas, los orientales también establecían sus propios estilos listos para degustar con un par de palillos.

La cultura China

Cultura China

En China existió y existe todavía, una serie de costumbres de alimentación íntimamente relacionadas, no sólo con la sociedad, sino con la filosofía y la medicina. El pueblo chino ya había desarrollado un protocolo muy completo basado en las enseñanzas de Confucio, conductas que nacieron casi dos mil años antes que las reglas de etiqueta occidentales. Éste afirmaba que el modo en que un chef corta los alimentos genera un efecto en ellos, y la frescura de la comida afecta al gusto. Los alimentos se dividen en yin, femeninos, y yang, masculinos, que deben mezclarse para hacer la combinación perfecta. El yin incluye alimentos ricos en agua como frutas y verduras, y el yang contiene platos fritos, especiados y a base de carnes. La sopa se sirve al final de los alimentos para saciar el apetito del comensal.

Fuertes períodos de hambruna que asolaron al país durante miles de años, les hicieron elaborar recetas que acogieran partes comestibles de los animales como tripas, cartílagos, cabezas y garras de aves. Pero la dieta china es variada y rica pues contempla vegetales, carne de vaca, pollo y cerdo, soya, sake y bambú. La Guangdong es una cocina amplia y refinada, usa productos frescos del mar, aves, insectos, ratones, serpientes, lechón e incluso gato. La Shandong también emplea productos del mar como aletas de tiburón, ovario de cangrejo, huevos de calamar y semillas de nuez con leche.. La comida Sichuan es famosa por su sabor picante y extraño, y sus recetas contienen ingredientes como carne picada con pescado, soya picante, carpa de piedra y especias. La comida Huaiyang usa productos vivos y frescos y pone cuidado en el sabor, forma y color, como pollo, pescado mandarín agridulce, bambú tierno, pato, pescados al vapor etc.

En la comida China no existe el postre, las frutas se emplean como acompañamiento de algunos platos. Pero sin duda, tres elementos le son muy particulares: el arroz blanco, el wok y el tofu, éste último originado en China por el príncipe Liu An, hace más de dos mil años cuando inventa la leche cuajada como un alimento nutritivo para la población. Además, los populares palillos son originarios de China pues son de costumbre milenaria en la cultura. Se utilizan como utensilios de mesa para comer alimentos sólidos y se fabricaban de madera, marfil e incluso de plata para detectar veneno en los alimentos de la monarquía. Por tradición, consideran el uso del cuchillo como un acto bárbaro, debido a que éstos se usan en la guerra como armas.

Cercano a la Gran China Imperial, Japón también establecía sus propias reglas a la hora de comer. Los japoneses se ostentan de realizar la comida oriental más delicada y elegante, de hecho uno de los 10 mejores restaurantes del mundo es de comida japonesa. En la Edad Antigua, la cocina japonesa estaba influenciada por la cultura china haciendo la mayor aportación gastronómica, pero después de ello, en la Edad Moderna, se desencadenaron grandes cambios.

Cultura Japonesa

Cultura Japonesa

La comida japonesa incluye vegetales tan comunes como exóticos como puerro, espinacas, pepino, berenjena, rábano, papa, raíz de loto, brotes de bambú, cebolla verde, hongos y algas de muchos tipos. También convida mariscos propios de la región, tallarines, huevos de codorniz y de gallina, carnes de cerdo, vaca, pollo, cordero y caballo, legumbres, tofu, salsa de soya y frutos frescos y secos, así como aceites y sales de sésamo y el famoso wasabi.

Una de las mayores aportaciones es la técnica tempura, que llegó a Japón en la Edad Moderna, gracias a los navegantes portugueses en el siglo XVI, como una técnica para cocinar y conservar el pescado. Pero todo platillo es mera compañía del rey de la mesa, el arroz blanco, cocido al vapor y estrella en el plato. Cualquier preparación solamente sirve de guarnición y para dar sabor al arroz blanco que es en principio insípido.

La técnica asiática de cocina es muy similar en todo el Oriente Extremo, en países como los recién mencionados, las dos Coreas, Vietnam, Tailandia y más. La comida se prepara en recipientes, como el wok, que alcanzan altísimas temperaturas y que cuecen los alimentos sin quitarles lo crujiente, siempre al lado del arroz. La comida es más que la satisfacción del cuerpo, pues comprende con ello el bienestar del alma. Es una combinación de todas las facetas del ser humano sobre un plato y su éxito es mundial.. Pero al cruzar el océano Pacífico, nos encontramos con un continente gigantesco, donde las culturas mesoamericanas también han conquistado el arte de la gastronomía.

Culturas latinoamericanas

Tal vez una de las cocinas más célebres, completas y variadas del mundo sea la nuestra, la mexicana, que actualmente es considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Se remonta a más de 10,000 años atrás, al momento en que el maíz fue domesticado en el cultivo y que sería la base de la cultura mesoamericana, el ingrediente que sigue siendo el más importante en Hispanoamérica. Así como el trigo es en Europa y el arroz en el Asia, aquí el maíz da sentido a la comida. Su riqueza cuenta con recetas ancestrales que han pasado de generación en generación, que han sobrevivido a la evolución e industrialización del hombre, y que hoy son el tesoro de quienes las aprecian.

A diferencia de otras culturas, la comida latina y en especial la de México, es un factor que une a la sociedad; a través de ella nacen las amistades, se conocen las parejas, se cierran grandes negocios, se fortalecen los lazos de una familia y sobre todo, se disfruta de un buen momento. Todas las reuniones sociales giran alrededor de un desayuno, la comida, el cafecito o la merienda. En las mesas mexicanas no solamente se sientan los padres y los hijos, sino que siempre se incluye algún amigo, los primos, la abuela, los parientes que viven fuera, los viejos amigos y los recién conocidos, alrededor de manjares caseros, de recetas antiquísimas.

El territorio que abarca la República Mexicana fue un mosaico de muchas culturas muy distintas unas de otras. Aquí no sólo existía la civilización Maya, en la Península de Yucatán, estaban los aztecas en el Valle de México, zapotecas y mixtecas en Oaxaca, totonacas en Veracruz, olmecas en Tabasco, toltecas en Hidalgo y purépechas en Michoacán. Cada una contaba con su propia estructura social y de gobierno, su propia lengua, arquitectura, arte y religión. Pero también cada una tenía su propia diversidad culinaria que sigue viva. Las Crónicas de la Conquista de Hernán Cortes y Bernal Díaz del Castillo, describen la riqueza de colores, sabores y aromas de la gastronomía mexicana.

La dieta de la época prehispánica se basaba principalmente en vegetales como el maíz, chile principalmente y jitomate, cacao, aguacate, calabaza, nopal y vainilla, divinizados ante Chicomecóatl, diosa de los alimentos. Criaban pavos y perros y consumían insectos y larvas que son considerados exquisiteces como chinicuiles, chapulines, escamoles y jumiles. También animales como iguanas, serpientes, ranas y ajolotes, pescados, ardillas, tejones, patos y codornices. También relacionaban la comida con el mundo espiritual, tal como sucede con los altares de muertos, colmados con los más deliciosos antojos del difunto.

Culturas Prehispánicas

No contaban con muchos métodos de elaboración, pero inventaron una de las técnicas más importantes del mundo que aun hoy se utilizan, la nixtamalización del maíz. Ésta combina el almidón del maíz incorporado a la cal, y lo convierte en masa. Sabían también la cocción al vapor y el horno de tierra. Así perfeccionaban una a una las grandes delicias que hoy conocemos como el mole, el tamal, el uchepo y la tortilla.

Con la Conquista de México se añaden nuevos ingredientes al menú; distintos tipos de carnes animales llegaron de Europa y se fusionaron con la comida local y se exportaron recursos americanos al viejo continente. El chocolate y la vainilla, tan refinados en países europeos, son de nacionalidad mexicana al igual que el chile y el jitomate entre muchos más. Y es precisamente esa fusión la que es considerada una de las más ricas a nivel mundial. En el intercambio de ingredientes adquirimos el cerdo, la vaca, la oveja, la gallina, el arroz, el trigo y las especias, las manzanas, ciruelas y frutos rojos, y los convertimos en las mejores recetas del mundo.

Grandes platillos

De la unión de ambos mundos nacen muchas de las grandes estrellas de la gastronomía mexicana como el Pan de Muerto, las carnitas, los Chiles en Nogada o la Cochinita Pibil. En todas las versiones culinarias permanece viva la tortilla, preferida en los hogares por encima del pan y que sigue siendo la base de la alimentación mexicana, producto noble que permite elaborar cientos de platillos distintos. Además, la tortilla contribuye a mantener el equilibrio bacteriano intestinal debido a sus ingredientes ricos en calcio, ácido fólico, fibra y potasio.

Así, en las civilizaciones precolombinas mesoamericanas, lo que hoy es Perú, Colombia, Venezuela, Guatemala, y todo lugar donde se asentaron los primeros pobladores del continente americano, se desarrollaron técnicas similares, como las arepas, el uso del maíz y una gran variedad de frutas y verduras. El clima cálido de la mayor parte del territorio ofrecía a los pobladores una amplia variedad de alimentos, misma que fue ampliada tras la conquista.

Imagina al hombre, recién llegado al mundo, nómada, huérfano y expuesto a los rigores de la naturaleza, que consumía lo que encontraba a su paso, sin oportunidad de hacer planes sobre su cena. Imagina que al volverse sedentario, descubre una gran cantidad de opciones para complementar un simple fruto de la tierra. Es asombroso que al depender del clima, la geografía, factores sociales como la ideología, religión, educación y cultura, cada región determinó sus propios hábitos alimenticios. Así nace tan exquisita variedad de estilos de cocina mundial.

El ser humano es la única especie que, presumiendo superioridad racional, come cuando no tiene hambre y cuando la tiene no come. Y es que comer no es simplemente satisfacer las necesidades y apetito, sino confortar un conjunto físico y emocional. No solamente buscamos apagar el hambre, buscamos una emoción, un sentimiento, un recuerdo, alguna conexión entre lo humano y lo sobrenatural, los sabores que nos recuerde el milagro de estar vivos. Buscamos que el comer no sea solamente un instinto de supervivencia, sino un privilegio y un goce, la pasión por los sabores, un regalo de los dioses. Así lo decía Hipócrates, y con justa verdad, que la alimentación es nuestra mejor medicina.

Agradecemos tu interés en leer este post!

Advertisement
Hacer un comentario

Escribe tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

3 + = 4

Historia

Temporada de chiles en nogada

Publicado

en

Foto: Restaurante Nicos

Un ícono de la gastronomía mexicana

Cada año, entre julio, agosto y hasta septiembre comienza una de las temporadas más emblemáticas de la gastronomía mexicana, nos referimos a la de chiles en nogada, ese manjar que combina picante con el dulzor de las frutas y el toque acidito que aportan los lácteos. 

Existen diversas versiones sobre el origen del platillo más esperado del año: los chiles en nogada. Sin embargo, no hay registro histórico donde se pueda comprobar ninguna de ellas.

El origen de este platillo

La leyenda más popular cuenta que este platillo fue inventado por las monjas agustinas del convento de Santa Mónica en Puebla para celebrar tanto la reciente Independencia de México como el santo de Agustín de Iturbide. Aprovechando los productos de temporada como la granada y la nuez de Castilla, las monjas agustinas prepararon un plato que llevara los colores del Ejército Trigarante: verde, blanco y rojo.

Foto: Collage internet

Una variante dice que los chiles en nogada nacieron en el siglo XVII en el convento de las monjas clarisas y en 1821, las damas de la sociedad de Puebla ofrecieron a Agustín de Iturbide una comida cuando volvía de firmar con Juan O’Donoju los Tratados de Córdoba en Veracruz. 

La primera versión, además de ser la más popular, también podría decirse que es la oficial, ya que la difunde la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) de México, en su página web oficial.

Otra historia

Otro relato más romántico detalla que en el Ejército Trigarante existían tres soldados cuyas novias vivían en Puebla. Emocionadas por la Independencia de México y por tener de vuelta a sus enamorados decidieron crear un platillo para engalanarlos. Cada una eligió un ingrediente que representara el color del Ejército Trigarante y encomendadas a la Virgen del Rosario, se dispusieron a cocinar.

Algo en lo que coinciden todas las versiones es que los chiles en nogada surgen de diversas recetas familiares del estado de Puebla, aunque es hasta la primera mitad del siglo XIX que encontramos una receta de chiles en nogada en el famoso recetario del México independiente, El Cocinero Mexicano (1831).

Sin embargo, la receta de los chiles en nogada tal y como la conocemos hoy no aparece hasta la segunda mitad del siglo XIX. Ejemplo de ello es el documento poblano titulado Formulario de la cocina mexicana.

Los ingredientes

Esto hace pensar que la tradición oral se convierte en pieza clave de la conservación de este platillo que esencialmente consiste en un chile poblano relleno de carne de res y puerco, mezclados con fruta: manzana, plátano macho, pera, durazno, almendra, pasas, clavo y canela molidos. Al presentar el plato, el chile se salsea con la nogada que se elabora con nuez de Castilla, almendra, queso de cabra y leche, ingredientes que se muelen hasta lograr una textura espesa. Finalmente, se decora con granos de granada y hojas de perejil.

Foto: iStockPhoto

Los chiles en nogada son considerados un platillo de temporada que se sirve durante los meses de julio, agosto y septiembre porque la nuez de Castilla, que es la variedad que se emplea en la preparación de la nogada, se cosecha durante estos meses, al igual que la granada, otro ingrediente fundamental de este platillo que en la época colonial era considerado de lujo, pero que con los años su tradición se extendió y hoy es representativo de la gastronomía mexicana y del mes patrio.

Lugares en CDMX para disfrutar este delicioso platillo:

Link: Azul Histórico

Link: Nicos

Link: Broka Bistrot

Link: Poblanita De Tacubaya

Link: Restaurante Testal

Link: Los Danzantes

Agradecemos tu interés en leer este post!

Sigue leyendo...

Cultura gastronómica

Libro de la historia de la cerveza en México

Publicado

en

Una detallada trayectoria por el devenir de esta bebida en México

Apuntes para la historia de la cerveza en México detalla el devenir de esta bebida en el país, desde su arribo al Nuevo Mundo, los intentos para su fabricación y su poca aceptación en la época novohispana

La historiadora María del Carmen Reyna, autora del libro, refiere que el rey Carlos V dio la autorización, en 1542, para que en la Nueva España se pudiera elaborar cerveza.

Los origenes

Pocos saben que el origen de la cerveza se remonta a nueve mil años, en el Oriente Medio, en la región que hoy ocupa Irak, donde era fabricada por los sumerios. A partir de entonces emprendió un largo viaje que, durante varios siglos y numerosos experimentos, la llevarían a perfeccionar su sabor y calidad. Hoy, es una de las bebidas predilectas a nivel mundial, particularmente entre los mexicanos, lo que ha colocado al país en el décimo lugar en el consumo de cerveza.

La historiadora María del Carmen Reyna, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), recorre en el libro Historia de la cerveza en México el azaroso camino de esta bebida en el territorio americano; desde su llegada al Nuevo Mundo tras la conquista española, los primeros intentos para su fabricación, la difícil etapa de aceptación durante la época novohispana, y su posterior consolidación durante el siglo XX, tanto en el gusto como en una floreciente industria mexicana.

Foto: Cerveceros mexicanos – INAH

En el volumen, editado por el INAH, la especialista de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) señala que aunque la cerveza no necesariamente fue la primera variedad de bebida fermentada que llegó al paladar humano, sin duda fue una de las más antiguas y hoy es, quizá, la más popular del mundo.

Luego de indagar en numerosos archivos, la autora refiere que fue en 1542 cuando el monarca Carlos V autorizó que en la Nueva España se pudiera elaborar cerveza, misma que se producía en una fábrica establecida en Amecameca, que dirigía el español Alfonso de Herrera.

“Traían maestros cerveceros europeos para poder hacerla, que tenían la habilidad, práctica y experiencia necesarias. Esta primera cervecería permaneció alrededor de cuatro o cinco años, pues no tenía las condiciones para subsistir. Además, las primeras cervezas salían muy caras y, por lo mismo, la producción era mínima. Por ello, se decidió mejor traerla en barcos, pero este transporte debía tener ciertas condiciones para que la bebida no se echara a perder”.

La lucha contra el pulque

La investigadora del INAH relata que cuando México se independizó, llegó una ola de inmigrantes europeos y estadounidenses que preferían la cerveza al pulque —que era una de las bebidas principales en el país—, porque éste les parecía que no tenía sabor.

Foto: INAH

“En la primera mitad del siglo XIX, los europeos empezaron a establecer fábricas artesanales, pero tenían que traer maestros cerveceros para poder elaborarla, a quienes se les pedía firmar un contrato en el que se establecía que no debían enseñar aquí la técnica porque era algo casi secreto.
En Europa, desde la Edad Media, los que habían adquirido una práctica excelente para elaborar cerveza eran los monjes, inclusive algunas marcas tenían el nombre de los monasterios donde se producía”.

Las primeras cerveceras

María del Carmen Reyna refiere que las primeras cerveceras se establecieron en la Ciudad de México, preferentemente cerca de algún río, porque se utilizaba mucha agua para elaborar la bebida. Sin embargo, no prosperaron porque debían importar el lúpulo, una especie de planta que traían de Europa, de la cual se utiliza la flor hembra sin fecundar. De Estados Unidos venía la cebada pero no tenía la calidad suficiente, por lo que en México se empezó a cultivar este cereal.

“No sé si en México se cultive el lúpulo, a lo mejor aún tienen que traerlo de Europa. Éste es el gran secreto de la cerveza, lo que le da su sabor, aunque se necesita mucha experiencia y conocimientos para que adquiera un sabor exquisito”, refirió la historiadora María del Carmen Reyna.

Foto: Fábrica de Cerveza en México – INAH

Una de las primeras cervecerías se estableció en lo que hoy es la calle Revillagigedo, a cargo de la familia Cantolla, procedente de España, pero no tuvo éxito. Otra más se instaló en el Ex Convento de San Agustín, ubicado en Isabel la Católica y República de El Salvador, cuyo terreno abarcaba toda la manzana y para hacerse de recursos, rentaba una parte a la cervecería, que permaneció abierta de 1829 a 1861, cuando se hizo la desamortización de bienes eclesiásticos y se cerró el establecimiento.

Otra fábrica se instaló en el Hospicio de Pobres, ubicado en Balderas y avenida Juárez, que también arrendó una parte de su terreno porque necesitaba recursos para la atención de huérfanos y enfermos. Una ventaja que tenía el hospicio es que poseía mercedes de agua, y eso permitía a los productores contar con el recurso suficiente para elaborar la cerveza. Eran extranjeros, de origen europeo en su mayoría, los que alquilaban estos lugares.

Asimismo, al norte del país, en Sonora y Chihuahua, se establecieron algunas de las primeras cervecerías, lo mismo que en Jalisco, las cuales eran trabajadas por productores ingleses y alemanes. Posteriormente, se abrieron más cerveceras al sur del país.

Al llevar la cerveza de un extremo a otro del territorio nacional, era necesaria una buena técnica para que se conservara en buen estado, sino se echaba a perder.

La cerveza fue considerada medicinal

“La inestabilidad del siglo XIX no hizo posible que se fortalecieran las fábricas de cerveza.  Sin embargo, a mediados de esa centuria empezó a haber una mayor demanda de esta bebida, que poco a poco fue desplazando al pulque. La cerveza también se consideraba medicinal, a los niños se les daba un traguito para tranquilizarlos por efectos del lúpulo”.

Foto: Fábrica de Cerveza Modelo en la Ciudad de México – INAH

La investigadora del INAH indicó que fue hasta principios del siglo XX cuando empezaron a surgir las grandes empresas cerveceras, como Modelo, fundada por españoles en 1925, cerca del río San Joaquín para tener el agua suficiente, quienes trajeron a fabricantes extranjeros para su elaboración. Posteriormente, crearon los envases de vidrio y las corcholatas, que eran muy prácticas para destaparlos y proteger el líquido.

Esta empresa empezó a expandirse y en 1950 adquirió una fábrica de cerveza de Yucatán, que era muy productiva, pero curiosamente al adquirirla dejó de serlo. Sin embargo, siguió su crecimiento llegando a comercializar ocho marcas y fusionándose con socios mexicanos.

Poco a poco se fueron abriendo más empresas con capital nacional, como Corona que actualmente exporta a muchos países, Indio, Tecate, Cuauhtémoc, Yucateca, Moctezuma, etcétera, que se vieron favorecidas con el ferrocarril y el transporte marítimo.

María del Carmen Reyna indicó que en Toluca, Estado de México, hay un Museo de la Cerveza, perteneciente a la empresa Modelo, que conserva la maquinaria con que se producía a principios del siglo XX.

“La cerveza mexicana se vende mucho en todo el mundo y es muy apreciada. Hoy por hoy, México ocupa el décimo lugar en el consumo de cerveza, siendo los principales consumidores Alemania (que organiza durante un mes el Oktoberfest, en el que se sirven galones de esta bebida), España, Francia, República Checa, Austria, Bélgica, Reino Unido, Dinamarca y Estados Unidos, que cuenta con infinidad de fábricas”, finalizó la historiadora.

Es interesante ver como se fueron desarrollando industrias tan importantes en México, como es la cervecera. Por ello este libro puede ser de tu interés.

Puedes comprar este libro en:

Librerías Gandhi: Apuntes para la historia de la cerveza en México

Amazon: Apuntes para la historia de la cerveza en México

Agradecemos tu interés en leer este post y te invitamos a dejar un comentario!

Sigue leyendo...

Cultura gastronómica

Momochtli: nombre Nahuatl de las palomitas de maíz

Publicado

en

Conoce la historia de este fabuloso alimento

Las palomitas de maíz ó Momochtli más antiguas, fueron encontradas en la Cueva del Murciélago en Nuevo México, hoy territorio estadounidense, entre 1948 y 1950. Tienen una antigüedad de 5,600 años. Se hallaron restos también en México, Perú y Colombia.

En el caso de México, una de las culturas que producía palomitas era la mexica o azteca, y a los granos reventados de maíz los llamaban “momochtlit”. ¿Cómo se preparaban? Colocando maíz en ollas de barro muy calientes, o poniendo los granos sobre ceniza ardiente.

Cuando los españoles invadieron América en 1519, por primera vez vieron las palomitas de maíz. Fue en los rituales y los mexicas utilizaban las palomitas como ornamento en tocados ceremoniales, collares y otros adornos en las estatuas de sus dioses.

Las crónicas españolas

Bernardino de Sahagún, uno de los cronistas españoles más famoso, escribió en la Historia General de las Cosas de Nueva España: “Y también una serie de mujeres jóvenes bailaron, después de lo prometido, un baile de las palomitas de maíz. tan grueso como borlas de maíz eran sus guirnaldas de palomitas de maíz y estos se colocaban sobre su cabeza…”.

En otro pasaje de la misma obra explica “Se dispersaron antes que el maíz se tostara, llamado momochitl, un tipo de maíz que se quiebra cuando se reseca y es cuando da a conocer su contenido que parece una flor muy blanca; se dice que eran granizos dados a los dioses del agua”.

Palomitas en Suramérica

En Perú, hay rastros de que los antiguos pobladores de la costa comían “pisancalla”, otro nombre de las palomitas de maíz, antes de la llegada de los españoles. Se hallaron restos de esta botana en tumbas con más de mil años de antigüedad y también se encontraron ollas para palomitas de maíz pertenecientes a la cultura Moche datadas en el 300 d. C.

Los pueblos originarios que habitaban el territorio que hoy constituye Colombia también consumían palomitas en las fiestas, acompañadas de chicha u otra bebida, antes de la llegada de los españoles. Ya durante la época colonial, se encontraron restos de crispetas (el nombre que dan en Colombia a las palomitas) en tumbas de hacía más de 1500 años. En investigaciones posteriores se llegó a la conclusión de que los pueblos precolombinos elaboraban palomitas hacía más de 5000 años y que en la costa del Atlántico para el año 1500 habían creado técnicas para darle un sabor dulce a las “crispetas”.

También en el territorio del pueblo iroqués –hoy Canadá y Estados Unidos– los exploradores franceses descubrieron cerca del año 1612, que los indígenas hacían explotar granos de maíz en recipientes de arcilla, usando arena ardiente. Durante una cena iroquesa, se tomaba cerveza y sopa elaboradas a base de palomitas de maíz.

Las palomitas llegaron al cine

Nueve siglos después, unos estadounidenses, durante la Gran Depresión (1923-1933), pondrían de moda el momochtli en algo que se llamarían salas de cine, por ser barato y ayudar a que la gente olvidara sus penas viendo imágenes en movimiento y comiendo una barato snack.   

Y ya que andamos por ahí, elDiccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana cuenta que en la época previa a la llegada de los españoles a estas tierras, el maíz en cuestión se colocaba el comal para que después de reventar fuera embadurnada de miel de maguey, así que las palomitas caramelizadas no son para nada un invento moderno. 
Como dato final está que el 19 de enero es conocido como “El día de las palomitas de maíz” en Estados Unidos. Lo que los estadounidenses no mencionan es que el momochtli con todas sus siete razas llamadas chapalotes, palomero, arrocillo, nal-tel y reventador no existirían si no fuera porque los antiguos mexicanos los domesticaron.

Es así que las tradicionales palomitas constituyen un legado de la gastronomía prehispánica que llegó hasta nuestros días.

Agradecemos tu interés en leer este post y te invitamos a dejar un comentario!

Sigue leyendo...
Advertisement

Suscríbete a boletín GM

Facebook

Síguenos en instagram

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por GastroMakers (@gastromakers)

Lo más visto

Derechos Reservados GastroMakers® 2023