Manzana por la mañana nos da más energía que un café
Para muchos de nosotros, despertarnos por la mañana con un café se ha convertido en un hábito. El café contiene cafeína, un estimulante que actúa sobre nuestro sistema nervioso y nos proporciona energía.
Sin embargo, algunos estudios realizados en universidades prestigiosas de Estados Unidos han demostrado que el café no es la única sustancia que puede mantenernos despiertos, sino que tomar una manzana por la mañana puede producir el mismo efecto que la cafeína en nuestro cuerpo.
La manzana posee fructosa, un azúcar natural presente en las frutas que, junto a la cantidad de fibra de las mismas, nuestro cuerpo absorbe y distribuye como energía más lentamente, por lo que su efecto estimulante perdurará por más tiempo que el de la cafeína.
Además, esta fruta contiene grandes nutrientes y vitaminas que nos proporcionan sensación de saciedad, por lo que es una alternativa muy saludable al café que te permitirá seguir rindiendo en tu día a día.
No perdemos nada con probar si esto es verdad, de todas formas; las manzanas son un alimento que aporta beneficios al cuerpo, sea que nos mantengan despiertos o no. Entonces, ¿mañana cambiamos el café por una manzana?
No solo es refrescante, sino que aporta muchos beneficios a la salud
La lechuga es la base ideal para una deliciosa ensalada, puede utilizarse como complemento en recetas con carne, o servirse como plato principal en forma de rollitos y tacos vegetarianos. Sin embargo, sus hojas también pueden degustarse en una rica agua de lechuga.
Para prepararla, necesitas 20 hojas de lechuga de cualquier tipo, un litro de agua y endulzante de tu gusto. Lava y desinfecta las hojas de lechuga; después sécalas y ponlas en una licuadora con el agua; agrega endulzante, jugo de limón, o pedazos de pepino si lo deseas, y mezcla todo.
En pocos minutos, tendrás una bebida refrescante con numerosos beneficios para tu salud. Si quieres comprobarlo, aquí te contamos para qué sirve el agua de lechuga.
Beneficios para la salud
Foto: Lechuga
De acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la lechuga está compuesta por un 95% de agua, destacándose como un alimento hidratante para el organismo.
A su vez, una buena hidratación regula la temperatura corporal, mantiene las articulaciones lubricadas, previene infecciones, elimina toxinas, mejora la calidad del sueño, estimula la cognición, aporta nutrientes a las células y permite que los órganos funcionen correctamente, explica la Escuela de Salud Pública de Harvard.
Si no tomas suficiente agua, es posible que sientas mareos, dolor de cabeza, debilidad, fatiga, boca seca, poca concentración, entre otras condiciones que dificultan tus actividades diarias. Para evitarlo, bebe agua de lechuga como parte de tu dieta diaria.
Aporta antioxidantes para tu organismo
La lechuga tiene un alto contenido en vitaminas A y C, dos nutrientes importantes para tu salud. Debido a sus propiedades antioxidantes, la vitamina A estimula el sistema inmunitario, favorece el desarrollo de las células y evita la degeneración macular, una condición que provoca pérdida de visión en personas de edades avanzadas, menciona la Oficina de Suplementos Dietéticos de los Estados Unidos.
Por su parte, la vitamina C facilita la cicatrización de las heridas, mejora la absorción de hierro y te protege de infecciones, especialmente del resfriado común. De igual manera, previene el daño oxidativo en las células, una causa común de enfermedades como cataratas, diabetes, lupus, Alzheimer, Parkinson y ciertos tipos de cáncer, afirma el blog especializado Medical News Today.
Evita hemorragias
Foto: Lechuga Romana
Tanto la lechuga romana como la lechuga iceberg son fuentes ricas en vitamina K. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos indican que esta sustancia es necesaria para la coagulación de la sangre en caso de sangrado.
Cuando no consumes suficiente vitamina K, aumenta el riesgo de sangrados excesivos o hemorragias; asimismo, la deficiencia de este nutriente está ligada a una mayor incidencia de osteoporosis, fracturas y otros problemas de los huesos, advierte la Universidad Estatal de Oregón.
Prevén este tipo de complicaciones para la salud tomando agua de lechuga en tus comidas; esa bebida estimula la coagulación ante la presencia de heridas, incrementa la densidad ósea y fortalece el esqueleto.
Previene enfermedades cardiacas
Un estudio de Journal of Food Composition and Analysis determinó que la lechuga reduce el colesterol en la sangre y tiene efectos antiinflamatorios en el organismo.
Por esta razón, el agua de lechuga se vincula a un menor riesgo de padecimientos cardiovasculares, como la vasculitis, la arteritis de células grandes y la enfermedad coronaria, señala la Clínica Mayo de los Estados Unidos.
Además, esta bebida contiene potasio, un mineral que disminuye la hipertensión a causa del exceso de sodio, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS). De este modo, el agua de lechuga regula los latidos del corazón, previene ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.
Por si fuera poco, la tienda ecológica Ecoagricultor agrega que la lechuga tiene beneficios digestivos, combate el insomnio, controla los niveles de azúcar en la sangre, protege el hígado y posee efectos diuréticos. Sácale provecho a este alimento disfrutando una deliciosa agua de lechuga y mantente saludable en todo momento.
Una cena ligera y nutritiva es ideal para mantener un peso saludable.
Cada persona tiene un metabolismo diferente, hay quienes engordan muy fácilmente al comer en la noche y hay otros que no sufren ningún cambio en su peso. Si eres de los primeros, te decimos a continuación qué comer en la noche para no engordar.
A continuación alimentos para cenar saludable
1. Yogurt con granola
En la noche debes cuidar que tus raciones de comida no sean muy grandes, porque cuando duermes tu cuerpo usa menos energía.
La recomendación es comer en la noche un poco de yogurt bajo en grasa y bajo en azúcar con un par de cucharadas de granola o si prefieres fruta picada de temporada.
2. Palomitas naturales
Este alimento es muy bajo en grasa y tiene mucha fibra, lo que ayuda a mejorar el tránsito intestinal mientras duermes.
Sus hidratos de carbono también mejoran la digestión, solo cuida que sean palomitas bajas en sal y sin mantequilla.
3. Leche caliente
Este es uno de los mejores alimentos para comer en la noche y no engordar, ya que es ligero y nutritivo y como extra te ayuda a dormir mejor.
4. Fruta picada
Lo mejor es cenar frutas suaves, como manzana, arandanos, durazno; aunque no se trata de que te llenes de fruta porque la pesadez puede evitar que duermas bien. Come una porción moderada en la noche y notarás un cambio en tu peso corporal.
5. Espinacas con pescado
Ambos alimentos son fáciles de digerir y las verduras de hojas verdes son ricas en magnesio, lo que es efectivo para un mejor descanso y para que despiertes con energía por la mañana.
Como última recomendación, procura no cenar muy cerca de tu hora de dormir porque tu cuerpo tendrá que gastar mucha energía para digerir la comida.
Cenar no te hace engordar, sino elegir los alimentos incorrectos que no aportan ningún beneficio a tu cuerpo ni a tu salud.
Agradecemos tu interés en leer este post y te invitamos a dejar un comentario!
Los alimentos que nunca se consumen representan un desperdicio de recursos
Una acción tan cotidiana como abrir el refrigerador y observar los alimentos disponibles pareciera ser algo intrascendente, así como desechar la comida. Pero… ¿has pensado en el impacto económico y ambiental al eliminar los alimentos que no alcanzas a consumir?
Las razones por las que se pierde o desperdicia un alimento son variadas: el mal tiempo, los problemas de procesamiento, la sobreproducción y los mercados inestables provocan la pérdida de alimentos mucho antes de que lleguen a las tiendas, mientras que la sobrecompra, la mala planificación y la confusión sobre las etiquetas contribuyen al desperdicio de alimentos en las tiendas y en los hogares.
En este artículo, te hablaremos sobre el impacto global del desperdicio y/o descarte de alimentos, las cadenas de desperdicio antes de llegar a tu mesa y las acciones para evitarlo.
Hablemos de desperdicio
La FAO estima un desperdicio global de entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos anualmente para consumo humano, esto presenta algo así como 1,300 millones de toneladas de alimentos, suficientes para alimentar a 2,000 millones de personas
En el caso de América Latina y el Caribe, se estima 6% de las pérdidas mundiales de alimentos y, cada año se pierde y desperdicia alrededor del 15% de sus alimentos disponibles, aun cuando 47 millones de sus habitantes todavía viven día a día con hambre.
Por su parte, en México de acuerdo con el Banco de Alimentos de México (BAMX), organización de la sociedad civil sin fines de lucro, un tercio del alimento producido se desperdicia, lo que equivale a 38 toneladas por minuto, que bien podrían alimentar a 25.5 millones de personas con carencia alimentaria.
En este sentido, es importante entender el desperdicio y sus etapas. De acuerdo con FoodPrint, empresa dedicada a la investigación y educación sobre prácticas de producción de alimentos, existen dos tipos de desaprovechamiento de alimentos:
La pérdida: Una disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores, en las fases de producción, post-cosecha, almacenamiento y transporte.
El desperdicio La disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores, incluye la comida a medio comer que queda en el plato en un restaurante y los restos de la comida preparada en casa.
¿Dónde se da esa pérdida o desecho alimentos?
En todos los puntos de la cadena alimentaria: en las granjas, barcos de pesca, durante el procesamiento, la distribución, en las tiendas minoristas, en restaurantes y en los hogares.
Y son justo los hogares los responsables de la mayor parte del desperdicio de alimentos. Información del Índice de desperdicios de alimentos 2021, publicado por el PNUMA , en 2019 se estimó un desperdicio de alimentos de 931 millones de toneladas de los cuáles 61% provino de hogares, 26% del servicio de alimentos y 13% restante del comercio minorista, como supermercados o pequeños almacenes (Ver cuadro).
En general, las causas que generan esta descomposición y desecho de alimentos en el hogar son variadas, te enlistamos algunas:
Deterioro de alimentos: El deterioro ocurre debido a un almacenamiento inadecuado, falta de visibilidad en los refrigeradores, ingredientes parcialmente utilizados y necesidades alimentarias mal calculadas.
Preparación excesiva: En ocasiones las personas cocinan o sirven demasiada comida y a menudo más de la que se pueden terminar los miembros del hogar. Además es común olvidarse de comer las sobras y se terminan tirando.
Confusión en la etiqueta de fecha: Algunas personas desechan alimentos prematuramente debido a la confusión sobre el significado de las leyendas en las etiquetas, específicamente “Fecha de caducidad” o “Consumir preferentemente antes de…”
Compra excesiva: Las ventas de productos inusuales y las promociones que fomentan las compras de alimentos por impulso y al por mayor en las tiendas minoristas a menudo llevan a los consumidores a comprar artículos que no se ajustan a sus plan de alimentación regular y, por lo tanto, se echan a perder antes de que puedan usarse.
Mala planificación: Sin un plan de comidas ni listas de compras, los consumidores a menudo hacen estimaciones inexactas de qué y cuántos ingredientes usarán durante la semana. Las comidas no planificadas en restaurantes o la entrega de alimentos también pueden hacer que la comida en el hogar se deteriore antes de que pueda usarse.
Bancos de alimentos, entre la abundancia y la carencia
En muchos países, la donación de alimentos ha surgido como una solución para redirigir los excedentes de alimentos seguros a las manos de quienes más los necesitan.
La mayoría de las donaciones de alimentos se realizan a través de bancos de alimentos u otras organizaciones no gubernamentales de beneficencia que recuperan los excedentes de alimentos y redirigen a comedores de beneficencia, refugios y despensas comunitarias, etc. para alimentar a las personas de bajos ingresos que padecen inseguridad alimentaria.
En México, la Ley General de Salud (artículo 199 Bis) establece que las instituciones que tengan por objeto recibir la donación de alimentos y el suministro o distribución de los mismos con la finalidad de satisfacer las necesidades de nutrición y alimentación de los sectores más desprotegidos del país, estarán sujetas a control sanitario y, además de cumplir con lo establecido en la Ley y demás disposiciones aplicables, deberán:
Tener establecimientos que reúnan las condiciones sanitarias adecuadas para el manejo de alimentos.
Contar con personal capacitado y equipo para la conservación, análisis bacteriológico, manejo y transporte higiénico de alimentos;
Realizar la distribución de los alimentos oportunamente, a fin de evitar su contaminación, alteración o descomposición,
Adoptar las medidas de control sanitario, que en su caso, les señale la autoridad.
Los gobiernos estatales han promulgado leyes o planes de implementación específicos para la donación de alimentos.
En este sentido, y amanera de ejemplo, la Ley para la Donación Altruista de Alimentos de la Ciudad de México, establece la prohibición en la ciudad del desperdicio de alimentos aptos para el consumo humano cuando estos sean susceptibles de donación altruista y corresponde a la Secretaría de Desarrollo Social de la CDMX (Sedeso) diseñar y promover campañas permanentes de sensibilización sobre el aprovechamiento y donación altruista de alimentos.
La donación de alimentos se realiza a favor de instituciones que efectúen labores sociales comprobadas y con registro o certificación oficial. En teste sentido, la Sedeso en coordinación con las Alcaldías, entregará anualmente un reconocimiento público a los donantes y donatarios de alimentos que se hayan distinguido por sus contribuciones en favor de los ciudadanos menos favorecidos de la ciudad.
¿Cómo funcionan los bancos de alimentos?
El primer paso es recoger los alimentos de los donadores, que pueden ser hoteles, restaurantes, supermercados, productores, entre otros. Normalmente donan lo que les sobró con la única condición de que los alimentos deben seguir en buen estado.
Posteriormente se almacenan mientras se planean las rutas de entrega, esto se hace lo más rápido posible para conservar en buen estado cada producto. El siguiente paso es la clasificación, donde personas de los bancos o voluntarios eligen, al menos, alimentos 100% aprovechables para su consumo, alimentos para el consumo inmediato y/o alimentos no aptos para el consumo y, por último, los reparten.
En México, existen diferentes organismos de la sociedad civil o de asistencia privada sin fines de lucro dedicados al rescate de alimentos como los siguientes:
Algunos entregan diariamente canastas alimentarias con productos perecederos como: fruta, verduras, carnes, lácteos y pan, a las familias previamente registradas que acuden a las instalaciones de los organismos y a los puntos de entrega, en ocasiones en comunidades lejanas.
¿Cómo evitar el desperdicio en casa?
Todos desempeñamos un papel importante en la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, no solo por la comida sino por los recursos que hacen falta para producirlos. Para evitar en la medida de lo posible su desperdicio en casa, te brindamos algunas sugerencias:
Revisa lo que tienes en la despensa y en el refrigerador, lleva un inventario y trata de almacenar tus alimentos con el método “Primero en entrar, primero en salir” de modo que nada se eche a perder ni se malgaste.
Toma en cuenta la duración de largo y corto plazo de los alimentos, te damos algunos ejemplos:
Los alimentos de largo plazo son los que tienen mucho tiempo de conservación y podrán sustentar tu alimentación en una emergencia, por ejemplo, pasta, arroz, harina, cereales (por ejemplo, avena sin azúcares añadidos), en sus versiones integrales; legumbres (garbanzos, lentejas, alubias, etc.); frutos secos (sin azúcar, sin sal y sin ningún otro añadido); congelados (verduras, frutas, pescado, carne, marisco, etc.), conservas y platos preparados (legumbres, verduras, pescado, etc.), café, té, sal, vinagre, azúcar y pan tostado.
Los alimentos de corto plazo tienen la característica de que no duran tanto en el refrigerador o despensa por lo que su rotación es mayor: hortalizas y tubérculos (zanahorias, cebollas, ajos, papas, pimientos, calabazas, etc.); frutas (naranjas, manzanas, limones, peras, etc.); cereales en caja, leche, huevo, galletas, queso, etc.
Ten presente la fecha de caducidad o bien, pégala al frente de cada paquete. También puedes llevar una hoja de control y pegarla en un lugar visible. Así podrás comer lo que está a punto de caducar y abastecerte nuevamente. De este modo estarás constantemente rotando tu suministro y evitando el deterioro.
Entiende la diferencia en las fechas del etiquetado. La fecha de “consumo preferente” se refiere a la calidad del alimento; todavía puede ser seguro comerlo después de esta fecha, mientras que la “fecha de caducidad” indica cuándo ya no es seguro consumir ese alimento. Utiliza primero los alimentos cuya fecha de caducidad esté más próxima.
Planifica un menú, de preferencia quincenal. La idea es no comprar muchos productos, sobre todo perecederos para evitar que se echen a perder. Considera lo siguiente:
Al elaborar un menú para 15 días, distribuyes el gasto y disminuyes las visitas al supermercado o mercado público. Considera el número de personas y los gustos de la mayoría, prepara primero los platillos con productos perecederos y deja para después aquellos que puedas congelar o duren más, finalmente congela la comida sobrante para otra ocasión.
En reuniones, deja que tus invitados se sirvan solos. Aunque te resulte agradable servir, como anfitrión puedes no medir con precisión cuánto quiere comer una persona y generalmente servir de más.
Convierte la comida sobrante en el almuerzo o la cena del día siguiente. En internet encontrarás muchas recetas creativas.
Termina las sobras antes de cocinar algo nuevo: el impulso de preparar algo diferente para cada comida es bastante común.
Si ves alguna fruta o verdura un poco “fea” en su aspecto, no quiere decir que ya no sirva. No te dejes influir por las apariencias, sobre todo si cuentas con la garantía de que no está en mal estado.
Si te sobran alimentos y no los vas a consumir, considera la opción de donar a vecinos, conocidos, amigos o un banco de alimentos que por lo regular aceptan alimentos que puedan garantizar un consumo seguro, es decir, que por su naturaleza, procesado, temperatura de conservación y tipo de envasado se consideran más estables o inalterables.
Si el desecho es inminente, puedes realizar una composta. Consulta aquí para mayor información.
Con las sencillas acciones anteriormente descritas, se puede luchar contra el desperdicio de alimentos. Infórmate, ganas tú, quién lo necesita y el planeta.
Agradecemos tu interés en leer este post y te invitamos a dejar un comentario!