La mayoría de las personas, ni siquiera saben la diferencia entre sabor y olor
Bianca Bosker, autora del nuevo libro Cork Dork (Penguin Random House), reconoce que nuestras narices ocupan un nivel inferior entre los otros sentidos. “Tenemos un sesgo real sobre el olfato”, dijo Bosker en una entrevista. “La mayoría de nosotros hemos aprendido desde pequeños que se trata de un sentido que no vale la pena cultivar”. En el mejor de los casos: Usted termina como sommelier.
Durante 18 meses, Bosker pasó un año con algunos de los mejores enófilos del mundo para tratar de entender por qué hay tanto alboroto con el vino. Cargó botellas de Mondeuse noire como una rata de bodega a L’Apicio, tomó sorbos de Domaine Jamet mientras estaba en Marea, trató de vender Cabernets mientras esperaba mesa en Terroir, bebió Borgoña en La Paulée de Nueva York y realizó catas a ciegas en Eleven Madison Park, ahora el restaurante número uno del mundo, que en una ocasión incluía un Riesling de 1.765 dólares de Alsacia.
Mientras eso pasaba, se reunió con los científicos del aroma para preguntarles si existía una vía rápida para convertirse en un conocedor del vino.
“Comencé preguntándome si podíamos incluso afilar nuestro sentido del olfato”, dijo. En otras palabras, ¿nacemos destinados a cierta cantidad de sensibilidad, o podemos mejorar si realmente lo intentamos?
Bosker traza nuestro complejo de inferioridad olfativa hasta los días de Aristóteles, quien profetizó que “el hombre puede oler de forma escueta las cosas… porque su órgano sensitivo no es preciso”. En el siglo XIX, la teoría de la evolución de Darwin parecía probar que los humanos habían evolucionado más allá de la necesidad de conocer sus narices después de que el científico francés Paul Broca descubrió que, a medida que los animales ascendían en la cadena evolutiva, sus bulbos olfativos disminuían de tamaño. El bulbo olfativo es tan pequeño en los seres humanos, concluyó que “la delicadeza de su sentido olfativo es… de ninguna utilidad para su vida”. El famoso mapa lingüístico -la idea de que la parte delantera de su lengua es dulce y la parte posterior amarga – no fue refutada hasta 1974.
El científico Bosker dijo que el mayor problema es que la mayoría de la gente ni siquiera sabe la diferencia entre sabor y olor.
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“Asumimos que todo lo que sucede en nuestra boca está relacionado con el gusto, que no es cierto”, explicó. “Uno confunde uno por el otro, cuando nunca confundiríamos la vista y el sonido”. Un estudio que citó del Centro de Olfato y Gusto de la Universidad de Pensilvania encontró que la mayoría de las personas ni siquiera pueden diagnosticarse correctamente.
Las personas que se quejaron de perder su sentido del gusto tenían tres veces más probabilidades de haber sufrido un trastorno del olfato.
Pero hay esperanza. Diferentes investigaciones realizadas por la Clínica del Olfato y el Gusto de la Universidad de Dresden encontró que los receptores de olfato en nuestro cerebro pueden crecer con el ejercicio. Incluso aquellos con apenas un olfato promedio pueden aumentar el tamaño de sus bulbos olfativos a través de un régimen de probar una media docena de aromas dos veces al día, durante unos 30 segundos cada uno.
“Lo primero que tenemos que hacer es superar nuestro desdén por el sabor y el olor”, dijo Bosker. Es una curiosa paradoja: los humanos iluminados hoy se obsesionan por gastar tiempo y dinero para encontrar comida que sepa mejor, ya sea los arándanos orgánicos o el café de la tercera ola, y sin embargo, continuó: “Rara vez nos entrenamos para probar bien.
Dejamos que el precio, las etiquetas y las descripciones de los menús sustituyan nuestras propias experiencias sensoriales”.
Aquí algunos tips para lograr una nariz más evolucionada:
Establezca su línea
Incluso si usted está haciendo esto para apreciar mejor el vino o la comida, afilar su sentido del olfato no empieza en la mesa.
Para establecer un nivel básico de olfato su propio grupo de control centrado en el olor, en otras palabras, el fumar está fuera, por razones obvias. También prohibido: el café, el alcohol, la salsa picante, el perfume y la colonia, el champú excesivamente fuerte, mucha sal y la pasta de dientes.
Muchos sommeliers también se niegan a beber cualquier cosa por encima de la temperatura tibia, que también significa que no hay té o sopa caliente.
Practique el arte de la descripción
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Un ejercicio útil, dijo Bosker, es tratar de describir todos los olores en el transcurso de su rutina diaria. Podría percibir notas del champú que usa cada mañana, hasta la pasta de dientes que usa por la noche. Empújese para ir más allá de las descripciones obvias: menta, fresca, refrescante, dulce.
La cocina es sin duda, un lugar para ejercitar el olfato. No se trata de reconocer los olores ya conocidos; sino de reconocer nuevos olores que surgen de la combinación de ingredientes que se mezclan al preparar los alimentos. A veces damos por hecho el mezclar sin reconocer que al mezclar surgen nuevos olores que valdría la pena reconocer para ejercitar el olfato.
Tener las palabras correctas para describir lo que estás probando es esencial para entenderlo y para comunicarte a otros, por lo que terminas con descripciones floridas en botellas y revistas de vino: “calcáreo”, “gomoso”, “aterciopelado”, “de esencia tostada”.
Ejercite su nariz
El costoso atajo es un kit de US$400 dólares llamado Le Nez du Vin. Es una colección de pequeños frascos de vidrio que contienen versiones líquidas del aroma de la hierba, el humo, la mora y el arándano, hasta un total de 54 aromas diferentes (si el vino no es de su preferencia, otros kits se enfocan en el whisky y el café).
“En lugar de abdominales, olía cuatro de estos frascos todos los días”, dijo Bosker. “Entonces yo alternaba cada semana, tratando de internalizar lo que es grosella negra, o limón, y luego hacerlos a ciegas al final de la semana, para ver si los dominaba. Y al final del mes, eran como tarjetas de olor”.
Al parecer, funcionó. Cuando Bosker fue a su examen de sommelier, olfateó la frambuesa madura, la fresa, la zarzamora, el ciruelo, el arándano, el cassis, con una pizca de pizazinas, para deducir correctamente que era un Cabernet Sauvignon de California, de uno a tres años, antiguo.
Bosker también comenzó a recoger información que había descuidado antes, “pequeñas pistas que añaden textura y riqueza a la vida cotidiana”, dijo. Empezó a discernir los vecindarios de Nueva York que tienen un olor específico, y se sintonizó con el olor de cuando la tierra está mojada después de una lluvia.
¿El único inconveniente? Comenzó a tomar conciencia de los olores específicos en las estaciones de metro. Ahora, dijo, hay “pistas que me dicen dónde estamos antes de llegar allí”.
Como cocineros inc duda es obligado ejercitar el olfato, ya que entre más olores distingues, más sabores puedes añadir a tus platillos.
Cocinar para decorar responde, normalmente, a la voluntad de embellecer aquello que se va a degustar
De acuerdo con esto, es lógico que el uso decorativo de la cocina se haya desarrollado exponencialmente en el arte culinario, asociado al cual se convierte en una especialización en cocina y, de forma mucho más modesta, en la cocina popular, en la que el uso decorativo está asociado a días festivos o celebraciones concretas. Basado en la exuberancia y rozando lo excesivo unas veces, abogando por la sencillez y la pureza, otras, el arte culinario ha perseguido el concepto de belleza propio de cada época, trasladándolo al plato del comensal con un peso u otro del uso decorativo de las elaboraciones.
Evolución histórica
Foto: La piecè montée
Desde 1600, con el origen y posterior auge de la gran cocina francesa, se vivió la época dorada del uso decorativo de las elaboraciones, tanto comida como bebida. El referente en este momento de la historia fue Marie Antoine Carême, que creó la piecè montée (literalmente, «pieza montada»), un pastel de gran tamaño con uso decorativo y ornamental. En aquella época, el concepto de banquete iba asociado a un tipo de servicio concreto, un híbrido de servicio a la francesa y a la rusa. Las elaboraciones se servían en la mesa sin emplatar, resultando un enorme buffet del que los comensales iban eligiendo, mientras estaban sentados. La preocupación por la decoración estaba ligada a otros elementos: mantelería y herramientas de servicio y de degustación, que eran también muy barrocas y exageradas, como las elaboraciones. Durante más o menos dos siglos, la decoración se cuidó al extremo.
Foto: Película Vatel
El arte culinario cambió de escenario a finales del siglo xviii y pasó al ámbito público, al que los cocineros trasladaron sus conocimientos, pero no la rimbombancia de los banquetes de la aristocracia. El concepto de banquete no desapareció totalmente, pero no encontramos la abundancia y la opulencia relacionadas con la decoración «excesiva», que tendió a desaparecer de forma progresiva.
La edad contemporanea
Foto: Auguste Escoffier
El inicio de la Edad Contemporánea tuvo como protagonista a Auguste Escoffier, que introdujo importantes cambios en la cocina del restaurante, simplificando y codificando elaboraciones, con una nueva forma de entender los matices del proceso culinario y el servicio. Se rebajó considerablemente el contexto barroco asociado a la decoración propio del siglo anterior.
La nouvelle cuisine francesa
El siguiente gran salto relativo a la decoración lo introdujo, en la segunda mitad del siglo xx, la nouvelle cuisine francesa, que erradicó el concepto de decoración exagerada que había caracterizado a la cocina francesa durante casi cuatro siglos. Su voluntad de «no disfrazar las elaboraciones» hizo que la dimensión artística de la elaboración permaneciera, pero los cocineros la desarrollaron integrando la decoración en el plato, abordando de una forma totalmente distinta y novedosa el hecho de «hacer una cocina bella».
Foto: Platillo de Paul Bocuse, denominado padre de la Nouvelle Cuisine
El gran giro que observamos es el hecho de que la elaboración «bella» que se degustaba estaba emplatada individualmente y casi siempre se tomaba al completo (no había elementos decorativos que no se comieran). El segundo movimiento de cocina que surgió en el siglo xx, la cocina tecnoemocional, continuó con esa línea de embellecer la elaboración decorando desde dentro, de forma intrínseca.
Decorados en la actualidad
Si observamos la cuestión decorativa en la actualidad, la encontramos muy ligada a la especialización, sobre todo en el mundo dulce. Vemos a grandes maestros del chocolate y del azúcar, como Rovira o Escribà, que realizan elaboraciones casi escultóricas, que pueden degustarse, pero también cumplir la función de piezas decorativas. En el caso de los maestros del tallado de hielo, se realizan elaboraciones decorativas, pero que no se degustan. Otros especialistas son los cocineros que tallan fruta y verdura, los que emplean masas con funciones decorativas o los maestros del trabajo con caramelo.
Foto: Enric Rovira con escultura de chocolate
En el momento presente encontramos autores de arte culinario que son cocineros profesionales no especialistas en elaboraciones decorativas, como Andoni Luis Aduriz o los hermanos Roca, que han realizado elaboraciones bellísimas en las que la decoración estaba presente, pero integrada. La alta cocina termina con la idea de «producto principal + guarnición + elemento decorativo» y la elaboración emplatada pasa a ser un todo, decorada como concepto global. La elaboración que se degusta lleva la decoración implícita, es bella por sí misma.
El uso decorativo en la cocina popular
Foto: Emplatado decorativo de la cultura popular
También se decoran elaboraciones de la cocina popular, reproducidas en el ámbito privado, doméstico, pero no hablamos de especialización puesto que se trata de cocina amateur. En este caso, decorar las elaboraciones forma parte del ambiente festivo, asociado a celebraciones como Navidad o un cumpleaños. La misma elaboración no se «embellecería» para el consumo diario, pero en una ocasión especial se decora como parte de la celebración.
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Conoce como puedes mejorar tus procesos con Soft Restaurant
El sector restaurantero, uno de los más importantes para la economía mexicana, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), genera poco más de dos millones de empleos y representa el 12.2% de todos los negocios del país, enfrenta el gran reto de tener que digitalizarse para seguir creciendo y mantenerse en la preferencia de sus clientes.
Opinión de expertos
Alonso Alcocer y Santiago Estévez, los nuevos codirectores de National Soft, empresa líder de software de punto de venta y planificación de recursos empresariales en la industria restaurantera, estiman que en México solo el 10% de los restaurantes utilizan software para su negocio, por lo que el mercado tiene un tamaño potencial de alrededor de $250 millones de dólares y un crecimiento por encima del 20% por año.
Foto: Restaurant Soft
Además de que el gran componente de negocios familiares y PyMEs que hay en el sector restaurantero – 96.4% de los establecimientos de acuerdo con el INEGI – representa una gran área de oportunidad para la adopción de tecnologías y digitalización que acompañen sus procesos administrativos y operativos de este tipo de negocios, una tendencia que, se aceleró con la llegada de la pandemia y la popularización de las apps móviles y las plataformas de delivery.
Soluciones disponibles
National Soft se ha colocado como uno de los proveedores de software para Punto de Venta (PDV) más importantes y especializados para el sector restaurantero gracias a su producto estrella: Soft Restaurant, una solución que ofrece una gran variedad de soluciones integrales que simplifican la operación de estos negocios que va desde el control de inventarios, monitores de producción, reservaciones, facturación electrónica, hasta aplicaciones móviles y de integración a plataformas como Uber Eats y Rappi.
Foto: Restaurant Soft
Adicionalmente, Soft Restaurant, brinda soluciones como la terminal móvil y de autoservicio como los kioskos; controles de seguridad y la integración directa a distintas herramientas tecnológicas y financieras que utilizan los restaurantes. Se adapta a las necesidades de cada cliente, por lo que puede ser usado tanto en pequeños, medianos como por las grandes cadenas de restaurantes.
Recientemente, la compañía dio a conocer que alcanzó un acuerdo de inversión mayoritaria por parte del Fondo de Inversión Duhau Capital operación que le abre la oportunidad de llegar a nuevos lugares en el sector.
“Hoy miles de clientes eligen a National Soft por distinguirse como una propuesta de valor centrada en la innovación y las nuevas tecnologías. Con la inversión que realizamos, queremos reforzar esta posición de liderazgo y expandir la red de sucursales de la compañía a regiones que no se han explorado en México y Latinoamérica.” señaló Alonso Alcocer.
Clientes que utilizan la digitalización
Entre los clientes que actualmente utilizan Soft Restaurant se encuentran marcas como: Santas Alitas, La Parroquia de Veracruz, Wings Army, Pollo Loco, Applebees, y Nikkori, entre otras cadenas de restaurantes y hasta 2022, National Soft contaba con más de 40 mil clientes con entre una y 100 sucursales en todo México y en 11 países de Latinoamérica.
“Nuestra prioridad es continuar el desarrollo del producto para capitalizar el gran potencial de crecimiento de este mercado. Sabemos que las necesidades de los restauranteros cambian constantemente y queremos atenderlas a través de nuevas tecnologías como el machine learning y la inteligencia artificial, e incursionar así con las grandes cadenas de restaurantes.” complementó Santiago Estévez.
Acerca de National Soft
National Soft, compañía líder ensoftware para Punto de Venta (PDV) alcanzó un acuerdo de inversión mayoritaria con Duhau Capital.
· A través de su producto estrella, Soft Restaurant, la compañía se ha posicionado como uno de los proveedores de software más equipados y especializados para el sector restaurantero.
· En México solo el 10% de los restaurantes utilizan herramientas digitales de apoyo para su operación y administración.
Nota auspiciada por: National Soft
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Comer insectos es un regreso a los orígenes prehispánicos de México
Los insectos han formado parte de nuestra alimentación desde la época prehispánica. Esto fue documentado en el Códice Florentino, escrito por Fray Bernardino de Sahagún, donde se describen 96 especies de insectos comestibles en ese entonces. En la actualidad, México cuenta con 549 especies comestibles y es uno de los países más ricos en insectos.
Existen aproximadamente 1,681 especies de insectos en todo el mundo que son aptos para la alimentación, esto significa que nuestro país cuenta con casi una tercera parte de ellos.
Súper alimento
Foto: Jumiles
Estos son una fuente alimenticia altamente nutritiva y saludable, poseen un alto contenido de grasas, proteínas, vitaminas, fibras y minerales e incluso resultan ser mejor que la carne de res, puerco y pollo.
Dentro de la República Mexicana, los estados del sur, centro y sureste son los principales productores y consumidores de insectos. Algunos ejemplos de son los pulgones, escarabajos, mariposas, moscas, chapulines, gusanos de maguey, jumiles y escamoles; cabe destacar que algunos de estos insectos son considerados como exóticos.
Su consumo, lejos de ser considerado como un alimento de último recurso, se da por gusto, tradición, por su abundancia y porque la gente los califica como limpios, sabrosos y nutritivos.
Dato adicional
En México se consume el ahuatle, es decir, el huevo de la chinche de agua conocida como axayácatl.
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